LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

El reto del tercer milenio

Por Nikol Baldacchino (Boletín del ICCRS. Nov. 2001)-

Introducción

La llamada de Cristo a sus seguidores es la de "Id y haced discípulos de todas las naciones. . ." Este mandato divino de nuestro Señor Jesús se ha vuelto a enfatizar en la Iglesia Católica desde el Concilio Vaticano Segundo en los años 60.

Desde 1983 Juan Pablo II ha llamado repetidamente al compromiso de todas las fuerzas de la Iglesia a la nueva evangelización. Al principio del tercer milenio de la cristiandad, es más urgente que nunca, mantiene el Papa, demostrar la importancia del mensaje cristiano para todos los pueblos del mundo y revitalizar la fe cristiana en partes del mundo donde se ha vuelto débil o inerte. Resumiendo la orientación principal de su pontificado, declaró en la Ciudad de México el 6 de mayo de 1990: "El Señor y maestro de la historia y de nuestros destinos ha querido que mi pontificado sea el de un papa peregrino de evangelización, recorriendo los caminos del mundo, llevando a todos los pueblos el mensaje de la salvación".

Constantemente ha llamado a todos los cristianos a unirse a lo que él llama "una nueva evangelización y misión a las naciones". Una llamada que afirma, "ningún creyente o institución de la Iglesia está exento de ello, de proclamar a Cristo a todas las gentes" (Ver Redemptoris Missio, 3).

1. ¿Por qué "nueva" evangelización?

Hace mucho, en 1983, en Haití, Juan Pablo II habló de "una nueva evangelización que es nueva en su celo, nueva en sus métodos, nueva en su expresión". Esto quiere decir que:

a) no presumimos ni actuamos como si nuestra gente bautizada ya fuera católica comprometida;

b) la nueva situación determinada por los cambios radicales en la sociedad exige:

- un nuevo lenguaje,

- un nuevo estilo,

- una manera nueva de vivir y anunciar el Evangelio y

- una manera nueva de dar el testimonio que la Iglesia está llamada a dar.

2. La evangelización no es fácil y nunca lo ha sido.

Hoy tendemos a culpar a la cultura predominante de nuestra falta de éxito. Denunciamos su individualismo, secularismo, relativismo, hedonismo, y otros vicios - que realmente hacen el entorno poco amistoso para la proclamación del evangelio. Pero con demasiada facilidad pasamos por alto el profundo hambre de religiosidad que sigue agitándose en los corazones de hombres y mujeres contemporáneos. Descontentos con una civilización de aparatos y entretenimiento, muchos están buscando algún sentido predominante en la vida.

También existe el fenómeno de los cristianos nominales. Uno puede describir un cristiano nominal como "alguien bautizado pero sin ningún compromiso serio, uno que nunca ha tomado posesión de su fe".

Pueden existir muchas razones para que esto ocurra. Pero la causa principal, en mi opinión, es el hecho de que los cristianos nominales tienen una fe que no es suficientemente profunda para combatir esta época nueva donde la influencia de lo material y de lo secular es tan poderosa.

No obstante, mucha de esta gente está buscando una fe que dé sentido a la vida, incluso aunque ya no estén satisfechos con la práctica religiosa.

Uno se pregunta por qué, con todo el aliento oficial dado a la evangelización por parte del Vaticano II y los papas recientes, los católicos en su mayoría están poco dispuestos a estar en la primera línea de la tarea evangelizadora.

3. Visión de una comunidad expansiva.

Un vistazo rápido al Nuevo Testamento es suficiente para que nos demos cuenta de que la visión de la Iglesia es la de una comunidad expansiva, encargada divinamente a extender a todos los pueblos el mensaje salvador de Jesucristo. Jesús es el contenido y el portador principal del Evangelio. Habitando en los corazones de aquellos que están bautizados en Su Cuerpo, y presente activamente en su predicación y testimonio, por la poderosa presencia de su Santo Espíritu, se mueve interiormente y ayuda a los fieles a continuar su obra.

En términos bíblicos el evangelio puede describirse como

el poder salvador del Cristo resucitado, y
ejercitado en y a través de la Iglesia por medio de la palabra, el sacramento y el testimonio personal.

La evangelización no se termina con la primera proclamación del evangelio. Es un proceso para toda la vida dejar que el Evangelio transforme todas nuestras ideas, nuestras actitudes y todas nuestras vidas. Buscará renovar la vida completa de los creyentes, de la Iglesia y de la misma sociedad a través de la levadura del Evangelio.

4. Ningún éxito inmediato.

Como el cardenal Ratzinger enfatizó recientemente, "la nueva evangelización no puede significar atraer inmediatamente grandes masas que se han distanciado de la Iglesia utilizando métodos nuevos y más refinados. Esto no es lo que promete la nueva evangelización".

La nueva evangelización significa no estar nunca satisfecho. El gran árbol de la Iglesia Universal que creció desde un grano de mostaza y en el que diferentes pájaros pueden encontrar su sitio no es suficiente. Debemos atrevemos con la humildad de una semilla esparcida permitir a Dios que elija cómo y cuando puede brotar un nuevo fruto para una nueva cosecha de nuestro trabajo en Su nombre (Mc 4, 26-29).

5. La nueva evangelización está basada en la oración.

Jesús predicaba de día, de noche oraba. Jesús tenia que conseguir los discípulos de Dios. Esto mismo siempre es verdad. Nosotros mismos no podemos reunir hombres. Debemos conseguirlos por Dios para Dios. Todos los

métodos están vacíos sin el fundamento de la oración. La palabra del anuncio siempre debe estar empapada de una intensa vida de oración.

Aquí veo una gran contribución que la Renovación Carismática Católica ha dado y seguirá dando a toda la Iglesia: la evangelización y todo trabajo pastoral tiene que construirse sobre y empaparse de oración. No puede haber un reavivamiento espiritual si no es el resultado de una vida de oración ferviente y llena de espíritu.

6. ¿Dónde y cómo tendrá lugar esta "nueva evangelización?".

a) La familia tiene que ser la cuna de la fe, donde los esposos se evangelizan uno al otro y juntos anuncian el mensaje del Evangelio a sus hijos. Aquí es donde se adquiere la fe, donde crece y donde se comparte.

b) Los nuevos movimientos y grupos eclesiales. Estos, ante todo, ofrecen apoyo y aliento a las familias para ayudarlas a cumplir su misión. Los movimientos serán centros para la formación cristiana y la expansión misionera (Redemptoris Missio, 51).

La base de cada movimiento es la de reunirse para orar, leer la Escritura y la catequesis. "Estas comunidades descentralizan y organizan la comunidad parroquial a la que siempre permanecen unida" (Redemptoris Missio, 51).

c) Las parroquias siguen teniendo un papel vital en la misión de la nueva evangelización. Son un apoyo y ofrecen ayuda a estos movimientos y grupos eclesiales y serán "alimento" para su fe.

7. Los contenidos de la nueva evangelización.

En mi opinión, tenemos que recordar dos aspectos muy importantes del contenido del mensaje del Evangelio.

a) Conversión: La palabra griega para convertir significa: volver a pensar, cuestionarse el modo propio y el modo común de vida; permitir a Dios que entre dentro de los criterios para vivir; no meramente juzgar según las opiniones corrientes.

Por lo tanto, convertirse significa: no vivir como viven todos los demás, no hacer lo que todos hacen, no sentirse justificado en acciones dudosas, ambiguas, malas, sólo porque los demás hacen lo mismo. Empezar a ver la vida de uno a través de los ojos de Dios; de ese modo buscando el bien, incluso si es incómodo; no confiando en el juicio de la mayoría de los hombres, sino en la justicia de Dios; en otras palabras: buscar un nuevo estilo de vida, una nueva vida.

b) El Reino de Dios es la clave para la proclamación de Jesús. Este Reino de Dios no es una estructura social o política o simplemente una utopía. El Reino de Dios es la presencia de Dios entre nosotros, es: Dios que está vivo en mi vida, en nuestra vida. La nueva evangelización tiene que dar testimonio de esta presencia poderosa y amorosa de Dios entre sus creyentes. No habrá evangelización sin una vivencia auténtica de los valores del Reino.