ENCENDIDOS O QUEMADOS

Charles Whitehead

“No por el valor ni por la fuerza, sino sólo por mi Espíritu.” (Za. 4, 6)

Cada dirigente desea estar encendido por el Espíritu Santo de Dios pero tristemente, es más probable que muchos de nosotros estemos quemados y agotados. ¿Por qué esto? Seguro que el plan de Dios no es hacer que se cansen tanto sus dirigentes que comiencen a cometer errores graves, caigan en el pecado, se vuelvan ineficaces y produzcan poco fruto. ¿Estábamos equivocados cuando estábamos tan seguros de que oímos a Dios llamándonos a ser dirigentes, y estaba también equivocada toda esa gente fiel que aceptó y afirmó nuestra dirección? Desde luego podemos estar equivocados, pero no es ésta normalmente la respuesta a mis preguntas. El problema es que los dirigentes a menudo empezamos a creer que somos los salvadores del mundo y que necesitamos hacerlo todo por nosotros mismos porque no se puede confiar en nadie más para hacerlo adecuadamente. Entonces empezamos a confiar en nuestra propia fuerza y habilidad, y no en la gracia y el poder de Dios por medio de su Espíritu Santo. Cuando empezamos a pensar así nos ponemos a nosotros y a los que dirigimos en peligro de alejarnos de los planes y propósitos de Dios. Como lo expresa San Pablo en Gálatas 3, 1-5: ¡Oh, insensatos Gálatas!... ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu ¿termináis ahora en carne?" Empezar a confiar en nuestra propia fuerza y habilidad nos vuelve a llevar rápidamente al final de la vida en el Espíritu, y al comienzo de quemarnos. ¿Cómo podemos evitar esto?

MI RELACIÓN CON EL SEÑOR

"Venid a mí..." (Mt 11, 28)

La cosa más importante para cada dirigente es estar completamente sometido al Señor. Esto quiere decir ser fieles en nuestra oración, en nuestra lectura de la Escritura, en nuestra vida sacramental, y en nuestra aceptación de aquellos a los que la Iglesia colocó con legítima autoridad por encima de nosotros. Estas cosas son mucho más importantes, si queremos estar encendidos por el espíritu, que los cursos, conferencias, programas, técnicas o buenas ideas. Si somos la gente más ocupada del mundo pero descuidamos nuestras relación con el Señor seguro que fracasamos. Ésta es la simple verdad -todos lo sabemos- pero de algún modo en las caóticas vidas que llevamos podemos olvidarlo fácilmente, con triste consecuencia. El ser dirigente cristiano no consiste en ejercer poder: consiste en tener buen discernimiento. No consiste en ser popular: consiste en ser fiel a lo que Dios nos pide. No consiste en tener un ministerio dinámico y relevante: consiste en ser una persona de oración. Preguntas para que cada uno las consideremos.

Habiéndonos recordado estas simples necesidades, no entraré en algunas cosas prácticas que deberíamos hacer para evitar el quemarnos por medio del exceso de trabajo.

Preguntas a considerar

. ¿Cómo describiría mi relación con el Señor?

. ¿Paso un buen rato en oración y escuchándole?

. ¿Busco tiempo para rezar ante el Santísimo, para adoración, para la Eucaristía?

. ¿Me estoy alimentando de las Escrituras y aprendiendo los caminos de Dios?

. ¿Tengo una persona que me guíe y me ayude a crecer espiritualmente?



LA PRIORIDAD DE DIOS

"Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos" (Is 55,8).

Es esencial saber que Dios nos ha llamado, y tener sus prioridades para el trabajo especial que nos ha pedido llevar a cabo. Esto nos ayudará de diversas maneras, en particular nos asegurará que no estamos dominados por las ideas y las expectativas de otras personas de lo que deberíamos estar haciendo. Debemos guiarnos por las prioridades de Dios, no por la exigencia o la presión de otros. Necesitamos también reconocer y utilizar los dones que Dios nos ha dado.
Preguntas a considerar

. ¿Tengo la sensación de una llamada, de un propósito, de ser parte del plan de Dios?

. ¿Conozco la dirección en la que tengo que ir, y tengo la resistencia para seguir?

. ¿Estoy centrado en mi llamada particular y tengo las prioridades claras de manera que sé cuando decir "sí" a algo y cuando decir "no"?

. ¿Soy capaz de utilizar los dones especiales que Dios me ha dado, y sé en mi corazón que cuando Dios me llama también me dota para la tarea a la que estoy llamado? ¿Qué dones particulares he recibido?

Conocer las prioridades de Dios para mi ministerio y usar los dones que Dios me ha dado me darán vida y me motivarán, porque veré buenos frutos y eso me alentará no sólo a mí sino a aquellos a los que sirvo.
EL TIEMPO DE DIOS

"Todo tiene su momento..." (Qo 3)

Siempre hay tiempo suficiente para hacer esas cosas que el Señor nos pide que hagamos. Nos quemamos cuando empezamos a intentar hacer muchas otras cosas que él NO nos pide que hagamos, y para las que no tenemos su unción o su don. La administración es un principio bíblico que necesitamos aplicar a cada área de nuestra vida. ¿Cómo estoy utilizando los dones que Dios me ha dado, el dinero que me da, los recursos que me proporciona y, sobre todo, cómo estoy utilizando mi tiempo?

Existe la misma cantidad de tiempo en un día para todos nosotros, y debemos rendir cuentas al Señor por el modo en que lo utilizamos. El tiempo se suele perder o desperdiciar en pequeñas cantidades, pero todas se van sumando. De modo que ¿cómo utilizamos nuestro tiempo? Algunas preguntas que necesitamos mirar:

Preguntas a considerar:

. ¿Quién controla mi tiempo: yo, Dios u otra gente?

. ¿He aprendido a decir que "no" a esas cosas que no son prioritarias?

. ¿Concedo suficiente tiempo a mi relación con el Señor, con mi familia y mis amigos, al descanso y a tomar algo?

. ¿Existen maneras en las que puedo ahorrar tiempo para las prioridades de Dios eliminando aquellas cosas que son una pérdida de tiempo?

. ¿Quién me ayuda a evaluar el modo en que utilizo mi tiempo?
DELEGACIÓN

"Más valen dos que uno solo..." (Qo 4,9)

Muchos de nosotros estamos poco dispuestos a delegar. Parecemos creer que lo podemos hacer todo mejor nosotros mismos, pero la verdad es que podemos hacer muchas más como equipo de lo que podemos hacer solos. Es mejor preparar a 10 personas que realizar el trabajo de 10 personas nosotros mismos pero, por supuesto, es más difícil hacer esto y se tarda más. Pero cada dirigente necesita delegar para preparar a otros. Esto no sólo evita el quemarse, también permite a otros utilizar sus dones y crecer en sus propias áreas de servicio y ministerio. He aquí algunas excusas que suele dar la gente para no delegar en otros: ¿cuántas te afectan a ti?

Ninguna de estas excusas es aceptable, y todas ellas no hacen más que añadir presión a la que existe sobre ti, el dirigente. Podemos evitar el estrés y el quemarnos delegando tareas en aquellos que nos rodean que son capaces de hacerlas. Esto nos permitirá concentrar nuestros esfuerzos en las cosas principales que Dios nos ha dado para hacer.
Debate estas excusas

. Nadie lo puede hacer tan bien como yo.

. Lleva demasiado tiempo explicándoselo a otra persona.

. Trabajo mejor solo.

. Me han fallado demasiadas veces en el pasado.

. Nadie más quiere hacerlo y de todos modos es mi responsabilidad.

. Me gusta controlarlo todo.

. Debe hacerse correctamente, no me puedo permitir ningún error.

. No tengo tiempo para hacer un seguimiento de lo que hacen.

. La gente espera que yo lo haga todo porque soy el dirigente.

Escribe aquí tus propias excusas: ¡puede que tengas alguna nueva!

Si queremos ser ENCENDIDOS POR EL ESPÍRITU debemos tener mucho cuidado de nuestra relación con Dios. No existe absolutamente ningún sustituto para esto. Luego, debemos tener cuidado en evitar QUEMARNOS asegurándonos de que conocemos las prioridades que el Señor nos ha dado, y dedicando nuestro tiempo y nuestra energía a ellas. No caigas en la trampa de llevar demasiadas cosas que no son prioridades para ti, incluso aunque todas ellas puedan ser muy buenas e importantes. Intenta delegar y pedir ayuda, porque esto alentará la iniciativa y el crecimiento en otros. Nunca te olvides de que no somos los salvadores del mundo. Sólo existe un salvador, Jesucristo, y nos invita a trabajar con él utilizando los dones y el poder que él nos da. Si debemos evitar quemarnos nunca debemos olvidar que: "No por el valor ni por la fuerza, sino sólo por mi Espíritu dice Yahvé Sebaot".

(Nuevo Pentecostés, n. 62)